Martes, 25 de febrero de 2014

El lorito parlante

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El lorito parlante. Faunia. Madrid (Imagen by MSAM)

¡Huy el lorito parlante que tenemos dentro! ¿No les ha ocurrido que cuando hacen algo de lo que se arrepienten les viene a la cabeza taladrándola? Sí, algo que preferirían no haber dicho o no haber hecho y una y otra vez perdemos el tiempo ocupando nuestro cerebro con el mismo pensamiento, una y otra vez, dale que dale… ¡Qué agonía!, ¡qué pérdida de tiempo!, ¡qué desgaste!.

Pues al lorito parlante se le puede acallar, sí, pues esa charla monótona, reiterativa, parlante, que hace daño y que además no conduce a nada, se puede silenciar.

¿Por qué machacarnos cuándo no tiene sentido? “A lo hecho pecho” , diría mi abuela, que era muy refranera.

Estas situaciones que todos vivimos solo sirven para no repetirlas y para aprender de ellas.

Afortunadamente existen ya muchas técnicas que nos permiten aplacar esos pensamientos, aunque requieren primero proponérselo y entrenamiento. Posibles remedios:

- Ocupar nuestro cerebro con otro pensamiento y si puede ser agradable mejor.

- Entretenerse en una actividad que requiera nuestra atención.

- Poner en blanco la mente. Ésto para los más avezados.

- Pensar, ¿algo va a cambiar o podemos cambiar, después de pensar en ello una y otra vez de manera obsesiva? No, no cambiará nada y ustedes lo saben.

Pues si saben que nada va a cambiar pónganse manos a la obra, en la acción se corrigen las pesadumbres con la sana intención de hacerlo mejor la próxima vez para que no nos tengamos que lamentar, recriminar o lastimar. Piensen que ya tenemos bastantes preocupaciones como para añadir otras. El pasado es pasado, lo que importa es el hoy, y además, el futuro es incierto.

¡Carpe Diem! 

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Por Montse Sánchez-Agustino
 
 
 
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