Estigma
Estigma. Mis camelias ( imagen by MSAM)
Hace muchos años ya de la lectura del Demian de Herman Hesse, uno de mis libros de cabecera. Libro al que vuelvo siempre… a releer lo subrayado y las anotaciones hechas a mano en los márgenes del libro. Fue allí, dónde encontré una nueva acepción para una palabra que de por si se ha utilizado siempre más con connotaciones negativas probablemente que con la acepción que Hesse le da en su libro: estigma.
Es así como yo la utilizo ahora para describir a aquellas personas que llevan impreso en la frente la vinculación anímica e interior, la vinculación de la misma búsqueda en el camino. Esas personas con las que te identificas y hablas un mismo lenguaje, esas, que con la mirada, con las palabras, con los gestos existe una interconexión casi interestelar. Aquellas con las que participas de los mismos silencios y de las mismas sensaciones, y con las que te gusta compartir los caminos, a veces sólo en un trecho del discurrir de la vida.
Soy capaz de verlas, soy capaz de ver el estigma en su frente, el estigma igual que el mío, y ellas también son capaces de reconocerse en sí mismas y en el otro.
Las personas con estigma, de las que habla Hesse en su obra, lo llevan pero como estandarte diferenciador y positivo; y no abundan.
Estos días he tenido la fortuna de conocer a una de ellas. Cuando esto ocurre la atmósfera entre ambas es infinita y compartida y le da sentido a nuestras vidas en el largo camino que nos queda todavía por recorrer. Este tipo de descubrimientos de seres especiales reconfortan y te animan siempre a seguir tu búsqueda.
“La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el ensayo de un camino, el boceto de un sendero.” Herman Hesse
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